viernes, 24 de octubre de 2014

A Luciano Arruga lo mató la policía

Luciano Arruga era un "negro de mierda". Era un negro villero. Era un pibe de barrio. De esos que vos todos los días puteas. De esos que usan gorrita y tienen rasgos indígenas como seguro vos también tenés, pero el hecho de que tenga gorrita y vos, tal vez, no la tengas, te hace creer que vos, tal vez, no tenés esos rasgos. Luciano era un pibe que si ves su foto hoy decís que ese te roba. Decís que ese te saca la mochila. Decís que te pide la hora y si tenés un teléfono piola te lo hace. Luciano era un pibe que si te lo cruzás a la noche te cruzás de vereda, de calle y agarrás por otro camino. Luciano Arruga era ese que vos juzgas todo el tiempo como escoria, como mierda, como basura, como el otro que nunca podés asimilar. El tema es que Luciano no robaba. Luciano no quería salir a robar, quería, tal vez, estudiar, laburar, tener una novia, fumarse un porro con los amigos, escuchar cumbia o rock nacional en la esquina, darle un beso a su mamá en el día de la madre, querer a su hermana, a su familia, que lo quieran, que lo amen. Pero le sacaron ese derecho, ¿sabés por qué? Porque a Luciano un día le dijeron que vaya a robar. No se lo dijo un "negro de mierda", no se lo dijo otro negro villero, no se lo dijo esa escoria que vos crees que por ser negrito lleva el gen del mal adentro, esa basura de gente que vive en la villa y solo quiere sacarte lo que vos conseguiste con tu esfuerzo (que vos te crees, ingenuamente, todos los días de tu vida que ese esfuerzo es solo tu esfuerzo y de nadie más), a Luciano le dijeron que vaya a robar, se lo dijo la policía.
Y Luciano se negó. Entonces le sacaron su derecho a ser feliz y lo mataron, porque es un "negro de mierda", un negro villero, un pibe de barrio, y para esa gente, que muchas veces piensa como vos, los negros villeros tienen que ser eso: carne de cañon, escorias, chivos expiatorios, o presos asinados en cárceles inhumanas o muertos enterrados como NN. Porque esos que vos crees que son los responsables de que tu culo no esté protegido en realidad muchas veces son las victimas de un sistema corrupto, asesino, putrefacto, que lo encabezan jueces, abogados, policías, políticos, punteros, criminales.
A Luciano Arruga lo mató la policía.
Así que ponete a pensar de que lado de la mecha estás. A quien defendés. A quien le tenés más miedo. Al negro con rasgos indígenas que usa gorrita o esos que están por arriba tuyo que vos les crees en la tele cuando te hablan de que van a acabar, sin decirlo, con los negros con rasgos indígenas que usan gorritas para que no te roben y vos estés tranquilo. Todos tienen los huevos para hablarte de inseguridad, pero ningún tiene los huevos para decirte quien es responsable de esa inseguridad. Porque si te lo dicen no los vas a votar. Inseguridad es que la policía te mate por no salir a robar para ellos y estés 5 años desaparecido.
Abrí los ojos nene.

lunes, 20 de octubre de 2014

Loco Bielsa


Te bancamos en el fracaso más grande de Argentina, te bancamos cuando con uno menos saliste a jugarle, en un mundial, a Brasil de igual a igual, te bancamos en las finales perdidas en el Bilbao, no te vamos a bancar ahora?
Siempre estuvimo'en las malas, las buenas ya van a venir... ♫♫

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viernes, 17 de octubre de 2014

jueves, 9 de octubre de 2014

Historias - La Beriso 2014

Hola amigos, en lo que ya es un clásico de nuestra página, traemos casi en exclusiva el nuevo disco de La Beriso, descargalo haciendo clic ACA!!


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viernes, 3 de octubre de 2014

El Calvario de la señora Stuart

Compartimos el Capítulo número UNO de la novela titulada "El Calvario de la señora Stuart", obra inédita de Braian Bauer que data, inexactamente, del año 1966.



Plegaria Stuart nunca supo que aquella noche moriría a manos de su propio amante, un poderoso empresario quien, en el afán de conquistarla, le compró cuanto lujo ella le exigía; casas, autos, joyas, viajes, y por supuesto, también las instalaciones de Calvario, un club nudista ubicado en la cima de una colina alejada de la ciudad.
Lo que Plegaria Stuart tampoco supo la noche en que fue asesinada, era que resucitaría al día siguiente, estando rodeada de los cadáveres de sus bailarinas y clientes más fieles. Tampoco se imaginó que en su habitación ubicada en el tercer piso de la casona, su amante se encontraría colgado de una soga, dejando que su cuerpo cayera y se meciera hacia el patio interno del lugar. No pensó que en el pasillo principal Dulce Cristal estaría en cuclillas, desnuda y bañada en sangre, lastimada y llorando, y que sus miradas se cruzarían por una milésima de instantes solo para comunicarse, mediante telepatía tal vez, porque ninguna mencionó palabra alguna, que el problema real se encontraba en la oficina principal del club.
La señora Stuart ingresó allí corriendo, todavía podía oír, a pesar de la desesperación, el llanto de Dulce, e inclusive tuvo la frialdad para escuchar el cuerpo todavía tibio de su amante golpear contra la madera de la ventana al moverse por una fuerte ráfaga de viento que también hizo que algunas puertas se cerraran bruscamente.
Ingresó, todo permanecía en penumbras, solo la suave luz del fuego de la chimenea iluminaba por momentos, según al ánimo del viento que movía las llamas, la fría habitación. Afuera el alba comenzó a dar señales de vida, pero tan solo una leve línea de luz llegaba al lugar por las hendiduras de las persianas. El sillón detrás del escritorio estaba dándole la espalda, y se mecía imperceptiblemente hacia ambos lados, como si un niño estuviese jugando. Ella apoyó sus manos sobre el limpio escritorio de algarrobo, y allí vio que sus brazos estaban bañados en sangre, al igual que el resto de su cuerpo desnudo. El sillón giró y allí estaba él, bien vestido, sonriendo, con una copa de lo que supuso sería vino tinto en su mano derecha. Conocía bien ese rostro y un frío de pánico recorrió su espalda.
-          Condenados a repetir todos nuestros actos – dijo Ocaso D’Acuario y comenzó a reír a carcajadas.

Plegaria Stuart no pudo más que caer de rodillas y comenzar a gritar.

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