viernes, 6 de noviembre de 2015

La danza en el ritual


En el ritual tu espalda se arquea
y tu vaivén genera impaciencia
oscuridad para ver tu esencia
lanza tu voz triviales sonidos.

Es una danza milenaria
para seducir a los dioses.

Salpicaré tu virginal carne
entonaré lamentos profundos
entibiaré tus cuerdas vocales
con elixir de sucias entrañas.

La danza muta en el tiempo
y los dioses se seducen.

Digno ritual carente de sangre.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Misterios - Lo nuevo de Pato Fontanet

Hoy se conoció la canción MISTERIOS, que será el corte difusión del primer disco de Don Osvaldo, la nueva banda de Pato Fontanet. El disco saldrá durante la última semana de Noviembre, y por supuesto, vamos a compartirlo con todos ustedes.




LETRA 

Con la llave en la mano la puso en la puerta giro a la izquierda y abrió 
el quería volver a la noche que tanto deseaba que siempre buscó. 
En un cuento sin brujas ni hadas miro a la luna siempre lo escucho 
le contó que ese sueño despertaba misterios dormidos en su corazón. 

Si pudiera extrañarte un día, decía, estaría muy lejos de vos 
le rezaba a un padre sin hijos que no era profeta de su religión. 
Ese árbol que esta frente suyo testigo no es viejo algún día nació 
y soleado de tantos veranos sin agua lo mira y le pide perdón. 

El espejo refleja su esencia profunda inocente que nadie educó 
esa herencia de todo un camino cargado en tristeza y ajeno al rencor. 
El desierto en las noches sin luna esta tan oscuro que se puede ver 
las estrellas son dados tirados de un fuego macabro sin resolver. 

Si pudiera extrañarte un día, decía, estaría muy lejos de vos 
le rezaba a un padre sin hijos que no era profeta de su religión. 
Ese árbol que esta frente suyo testigo no es viejo algún día nació 
y soleado de tantos veranos sin agua lo mira y le pide perdón.

martes, 3 de noviembre de 2015

Mister Zoloft - Biografía

Aquí la maqueta de uno de los capítulos de la biografía de Rocker.

MISTER ZOLOFT

Malherido abandonó su cabaña, él siempre hace eso, es nómade, vive un poco en el sur, se traslada al centro, vende artesanías en el norte, cruza el charco, vuelve al sur y comienza de cero. Generalmente lo hace cuando su paradero se conoce, no son pocos los seguidores que tiene, y que al descubrir donde vive realizan largas peregrinaciones en busca de su palabra. Malherido los recibe en un principio sin problemas, porque son pocos, pero cuando el rumor se propaga, y el boca en boca delata las coordenadas exactas de su cabaña, no tiene más remedio que emigrar a nuevos horizontes, no sin antes incendiar las maderas, que no quede rastro de su paso por allí.
La gente lo que ve como un profeta, una especie de Juan el Bautista del nuevo siglo, la segunda venida de Jesús. Malherido se atraganta con su propia risa y tose cuando se le comenta esta última teoría. Uno de sus seguidores debe golpearle la espalda para evitar la muerte por asfixia.
Recuerda un peregrino: “Una vez nos llegó el comentario de que estaba haciendo base en las selvas de Misiones, nos juntamos con los chicos, cargamos las mochilas y salimos en el Fiat 600. Era un autito lindo pero le fundimos el motor a mitad de camino, así que lo dejamos tirado en la ruta y seguimos a pie, tardamos como veinte días en llegar, y lo hicimos tarde, cuando llegamos todavía había fuego y las autoridades buscaban a un loco que gusta incendiar parques por todo el país”.
Eso es un secreto a voces dentro del estado nacional. Si hay fuego en una selva, parque, montaña, cerro, todos saben que se trata del Malherido, pero hay orden precisa por los servicios de inteligencia para que la información sea de otro calibre, que no se mencione la existencia de un demente, le tienen miedo a un posible brote de locos, que este Malherido se proclame como líder, y termine formando una secta, grupo terrorista, partido político o algo al estilo de la Familia de Charles Manson.
Recuerda el peregrino: “En Jujuy nos recibió bien, ahí lo pudimos encontrar, tomamos terere con tortas fritas y nos contó miles de anécdotas; pero nos tuvimos que escapar esa vez, allá hace tanto calor que la cabaña se incendió por sí sola, casi nos morimos”.
Esta vez Malherido no dejaría sin techo a su nuevo amigo Rocker. Le dio algunos consejos, que llegado el caso, si quería hacerse pasar por él, no habría problemas.
Dijo Rocker: “Fue amable, me dejó su casa y hasta su identidad, me acuerdo que me dijo que por ahí caía una minita a reclamar la paternidad de trillizos, y me mostró donde guardaba una escopeta de doble caño. Me dijo textual, si cae esa yegua acá tenés la escopeta. No entendí muy bien eso, y no quise preguntar más, porque él habla serio siempre, no se sabe cuando jode y cuando no, y a veces es mejor no saber”.
Y así comenzó la soledad de Rocker, lejos de todo se fue diagramando la resurrección casi por decantación, quienes lo ven desde afuera ven en el Empresario al Ave Fénix, o por qué no a otros ídolos como Maradona y Ortega, gente que cae solo para levantarse, y que presa de un destino propio de dioses vuelven a caer, pero claro, son héroes, y siempre se levantan. En eso estaba Rocker, por el suelo, solo, arrastrándose como una serpiente, con culpa, sintiéndose lisa y llanamente una escoria humana.
Confesó: “La verdad que sí, uno en soledad reconoce sus errores, pero a veces pedir perdón no es tan simple, además cuando el daño es tan grande un pedido de disculpas no sirve de nada. Sobre mis espaldas tenía el fantasma de Ángela y todos los problemas que le generé, la pelea con Vicky que había llegado a niveles de prácticamente violencia de género, sabía que Lole y Bauer estaban decepcionados, mis ideas se habían ido, la gente me había olvidado, de golpe me encontré sin nada, de golpe no me tenía ni a mí mismo”.
Rocker repartía sus días en la cabaña sin horarios. Se despertaba junto con el sol, caminaba por el lugar, se hizo adicto al agua del lago. Por las tardes caminaba hasta el pueblo, donde conoció a una psiquiatra que acababa de separarse de su marido, mujer con la que mantuvo, por conveniencia, una relación carnal. Se sintió usado, y en cierta forma, hasta pudo por primera vez en su vida ponerse en el lugar del otro, en este caso de Ángela. La psiquiatra le daba, a cambio de sexo, recetas y muestras de Zoloft.
Dijo Rocker: “Mientras fumaba con tristeza pero satisfecho, y escuchaba el agua de la lluvia del baño mientras la doctora se bañaba, supe por primera vez, que a lo mejor la posibilidad de que Ángela nunca me haya querido existía”.
La culpa, la desolación y la depresión de Rocker se agravaron. El Zoloft, lejos de ayudarlo a encauzar su vida, solo lo hundía más y más. Llegó el momento en el que solo vivía del agua del lago y de las pastillas. Su peso había descendido brusca y considerablemente. Su pelo estaba largo y sucio. Pero para resucitar hay que morir, y Rocker murió, no literalmente claro está, luego de tres días sin agua, sin luz del sol, sin aire, solo recostado en la oscura Mad Room, solo él y el Zoloft, solo él y sus alucinaciones y delirios, solo él.
Se pone serio: “Fue el fondo, al menos hasta ese momento, porque en medio de la locura llegué a pensar que todo eso era una prueba de Dios, algo que tenía que vencer por mis propios medios, e inmerso en todo ese disparate místico empecé a escuchar trombones, pensé que eran los jinetes del Apocalipsis, pero los jinetes tocan la trompeta, no trombones. Yo no tenía casi fuerzas, la verdad es que me estaba muriendo y yo lo sabía. En eso veo que la luz de la Luna ingresa por una ranura de la cabaña y pensé listo, es la luz final del túnel, me voy a morir escuchando trombones. Me puse de pie, me acuerdo que empecé a llorar, porque uno dice que no le tiene miedo a la muerte, pero cuando uno se da cuenta que esos son los últimos momentos… te la encargo, se me vino a la mente mi mamá, lloré mucho, fue el final del pozo de la depresión. La melodía era pegadiza, así que empecé a solfearla, como no tenía donde anotarla cerré los ojos y con la mano subía y bajaba al compás de las notas. La, la, do, do, la, la, do, do, la, la, do, do, la… así nació Punchi Blues”.
Ese día Rocker no murió, por el contrario, haciendo un esfuerzo sobre humano memorizó la melodía a la vez que encendía su computadora portátil, porque si mal no recordaba, en ella había un programa de edición de música y videos, y si no se equivocaba el software disponía de un teclado virtual desde el cual se podía componer.
Suerte para él que tuvo razón. El programa era más completo de lo que recordaba, claro que no sabía usarlo, pero no importó, compuso la melodía de lo que denominó “Punchi Blues”, le agregó una simple armonía, se atrevió a componerle una línea de bajo, una batería simple, coros góspel, así nació su primera canción.
El Empresario, devenido en músico, llegó como pudo al pueblo, donde le pidió alimento a Don Jacinto a cambio de trabajo, así se convirtió en el encargado de limpiar el bar una vez que este cerrara sus puertas. Intensificó su relación con la psiquiatra quien en su afán de vengarse de su ex no se privaba de nada y hasta accedió (o exigió, esa parte de la historia no está muy clara) a hacer cosas nuevas, experimentaciones grupales de todo tipo, no descartaron el sadomasoquismo ni ningún otro tipo de humillaciones íntimas. A Rocker no le importaba nada de eso. Él solo quería el Zoloft y el dinero de esa mujer, y la mujer solo quería de Rocker un amante lejos del compromiso, y que mejor que este loco. Ambos ganaban. Esta vez él no cometería el mismo error que con Ángela, y fue honesto con ella.
-Me acuesto con vos solamente por el Zoloft.
-Lo sé, y yo con vos de bronca.
Cuentas claras mantienen la amistad.
Rocker siguió componiendo. Se hizo adicto al programa de la computadora. Soñaba melodías, loops, y veía en cada cosa líneas melódicas que luego transcribía. En un locutorio del pueblo, una tarde, sin previo aviso como solía trabajar su grupo, lejos de los grandes anuncios y promociones, subió Punchi Blues al sistema streaming, compartió el enlace a las redes de Vicky’s Books y regresó a su cabaña.
Dijo Vicky: “Cuando entré a la página y vi que Rocker había hecho una canción no lo pude creer, y me la vi venir”.
Dijo Lole: “Hay algunos artistas a los que se les perdona todo, hagan lo que hagan, y no tiene que ver con la masividad ni nada de eso, hay personas a las que se las ama o se las odia, sin ir más lejos, los ídolos de Rocker ingresan en esa categoría, tal vez porque él forme parte de ese grupo. Las personas que lo aman lo van a amar por siempre, y eso es un peligro. Cuando vi que Punchi Blues empezó a tener éxito, y que las reproducciones se incrementaban, y que hasta había gente que hacía covers acústicos del tema, supe que esto era una bomba que explotaba en cualquier momento”.
Los comentarios del paupérrimo estado de salud de Rocker llegaron a los oídos de sus compañeros, ex amigos a esa altura, quienes por piedad, lástima y compasión viajar al sur para tratar de rescatarlo.
Al llegar allí se encontraron con un Rocker flaco, ojeroso, con el pelo largo y sucio, barbudo, irreconocible. Hablaba delirios sin sentido.
Se lamenta Lole: “Me dio pena, hasta me asusté, porque no es que deliraba en el sentido de pasar el rato a modo de chiste, estaba delirando de verdad, realmente creía que era el enviado, estaba convencido que veía duendes, y sus ganas de cometer un atentado contra el Papa era ciertas, hasta tenía un planito dibujado en su cuaderno”.
Lole recuerda que luego de ese primer reencuentro trató de contener el llanto, pero que al quedarse en soledad ya no pudo, y cayó vencida sobre la cama del hotel a llorar sin encontrar consuelo.
Dijo Braian Bauer: “Yo no llegué al llanto, pero sí, la verdad es que su estado era para preocuparse, tenía una paranoia extrema, estaba en viaje constante, y bueno, creí que ya había cruzado la línea del no retorno. Yo ya había pensado en tratar de limpiarlo un poco, que tenga un mínimo de conciencia para internarlo”.
Además Rocker nunca dejó de ser inteligente, siempre supo que su estado emocional y psíquico no estaba en un buen momento. Sabía mejor que nadie que la fatalidad era solo cuestión de tiempo. Lo aceptaba con nobleza y grandeza. En un poema que tituló Blues Inédito habla sobre la locura y un no tan lejano futuro suyo entre chalecos, frases como “un dulce manicomio está esperando mi alma” o “recetas y pastillas van a darme cobijo”, para finalizar con un concreto “las venas exigen demencia”, denotan el estado en el que se encontraba el artista.
Sus seguidores comenzaron a compararlo con Syd Barret, algunos preocupados por el cariño sincero que le tenían, otros se lo tomaban a la ligera y hasta deseaban que ocurriera una tragedia. La gente prefiere mitos, leyendas, a la existencia. Las redes sociales estallaron cuando se anunció el lanzamiento del primer disco solista de Rocker.
Dijo un seguidor: “Ya está gente, lo perdimos, enloqueció”.
Dijo otro: “Una lástima, tenía talento pero no pudo soportarlo, ya no es lo mismo que antes, siento mucha pena”.
Dijo otro: “Siempre fue un falopero, que esperaban, demasiado vivió”.
La frase de Manu Chao, “Infinita Tristeza”, fue la elegida para el hashtag referencial de Rocker, desde allí los seguidores le dejaban sus alientos e insultos.
Dijo Lole: “No podía creer las cosas que eran capaz de escribir algunos, pero bueno, gracias a eso descubrí que él estaba teniendo una relación con una mina que lo dopaba, así que la fui a buscar”.
Lole, aun con los ojos rojos por el llanto, fue en busca de esta mujer.
-¿Vos quien sos? – le preguntó.
-Mi nombre no importa, Rocker me dice Consuelo, porque dice que es lo que le doy.
-Dejalo tranquilo, no lo veas más.
-Pero andá a cagar pendeja.
Afirman los presentes que Lole sonrió con cierta ironía, se arremangó su buzo y se abalanzó contra Consuelo hasta deformarle la cara a golpes. Claro, terminó detenida, y los abogados de Vicky’s Books tardaron en llagar a un acuerdo con la damnificada.
Recuerda: “Estuve tres días detenida en una celda a pan y agua, incomunicada, y justo cuando con las compañeras de celda ya teníamos organizado el motín me liberaron. Al menos sirvió para que Rocker dejara el Zoloft”.
Casi como una provocación ese primer disco se tituló “Mister Zoloft”. Un disco oscuro, en tonalidades menores. Si bien era promocionado como un demo, la realidad es que la gente lo aceptó como disco, y comenzó a exigir la presentación en vivo del músico.
Dijo Bauer: “Nadie se animó a decirle a Rocker que el disco era feo. Le decíamos que nos gustaban los efectos, que estaba buena tal o cual corte, que para ser principiante estaba bien, pero no tuvimos el valor de decirle flaco, dedicate a otra cosa. Encima los seguidores aceptaron las canciones al toque, vos ibas a comprar un churrasco y el carnicero silbaba las melodías de Rocker. Fue una locura”.

Mister Zoloft fue tan solo el comienzo del viaje.